viernes, 18 de septiembre de 2015

Análisis de columna en períodico

 Huecas 

Lo que fastidia es esto: ¿por qué el sepelio de una leyenda como Lolita Lebrón tuvo que verse opacado, al menos en la repercusión mediática, por el hecho de que la tal Maripily, un seso hueco sin mérito de ninguna especie, carne de pretensión y de mediocridad, haya roto con un pelotero? ¿A dónde hemos llegado como sociedad, cuando dejamos partir, sin el luto de una dimensión histórica, a una luchadora que pasó 25 años en la cárcel, entregados con el peso de la convicción y de la valentía, mientras atendemos los lloriqueos de una ciudadana que en qué trabaja, a quién le duele, en qué nos beneficia o enaltece?

Antes que ella, antes que la tal Maripily y su bochornoso espectáculo, hemos tenido una verdadera sobredosis de la tal Sobeida Félix, musa del no menos encumbrado Junior Cápsula. Algún periodista destacó  la cuidada apariencia de sus uñas. No dijo, sin embargo, que todo lo que mostraba esa mujer, desde las uñas hasta la cartera, fue financiado con billetes que chorreaban sangre.

Espero que nadie, ninguna feminista, venga a decirme que Sobeida es víctima del medio en que creció; de la falta de oportunidades en su entorno; de clase los patrones culturales que le inculcaron y, por último de la mala, de la mala vida que le daba Junior Cápsula. Da la casualidad que en medio de esta vorágine, que es más grotesca que otras que ya hemos padecido, con personajes femeninos muy similares y prescindibles, se muere una mujer como Lolita Lebrón y el contraste, de pronto, se vuelve insoportable.

¿Qué clase de personas alzamos como tácitas heroínas de la sociedad, en detrimento de las que de verdad deberían inspirar a los niños y niñas en las escuelas? ¿Se iniciaron las clases, el pasado miércoles, con una reflexión sobre la vida de Lolita Lebrón? Eso lo que le da textura, profundidad, sentido de pertenencia a las generaciones nuevas. Pero eso es impensable en el país: da miedo.
¿Oyó hablar alguna vez Maripily de Lolita Lebrón, o le suena por lo de Lolita Lempicka? ¿Oyó hablar alguna vez Sobeida de las hermanas Patria, Minerva Y María Teresa Mirabal?

Entonces muere Lolita, y los periódicos y la televisión le dedican espacio; unos más que otros, y algunos con mayor rigor que los demás. Pero que en medio de esto, cuando parece que a través de su muerte estamos a punto de pasar balance de la trayectoria de tantos hombres y mujeres excepcionales, injustamente olvidados(y me acuerdo con intensidad del barbero Vidal Santiago), la tal Maripily lo interrumpe todo. Ella, y los que le siguen la corriente. Nos cuenta que su vida es un infierno. Valiente esperpento faltándole el respeto a mujeres que sí han vivido infiernos. A las que todavía los viven, desempleadas y marginadas. Así que, por favor, que nos quiten del frente esas caras huecas y pintarrajeadas. Es momento de parase y de pensar un poco.

Resumen de columna escrita por Mayra Montero para el Nuevo Día el domingo 8 de agosto de 2010.

Ejercicio:

Luego de la lectura anterior prepara un análisis en la libreta de la clase que contenga los siguientes elementos:

1. ¿De qué asuntos trata el escrito?
2. ¿Cuáles comparaciones se utilizan?
3. Exponga la crítica o denuncia de la autora
4. Exprese su opinión sobre la denuncia que hace la autora en su columna.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario